Silencio.
El mundo estalla en un suspiro.
Tu universo se llena de luz.
El tiempo recorre vidas.
Y mi mirada te busca.

Silencio.
Las mariposas alzan el vuelo.
Ir y venir de recuerdos.
Las palabras condenadas a morir.
Y mis labios te quieren sentir.

Silencio.
Pasos que se pierden en el camino.
Se nublan todos mis sentidos.
Pierdo la noción de la realidad.
Y mi piel se estremece sin ti.

Silencio.
El corazón parece despertar.
Se transforma en ti la soledad.
El día vuela buscándote donde estés.
Y mi cabeza se desespera por ti.

Silencio.
Frío silencio.

Si suspiras cada noche al acostarte.
Si suspiras cada día al levantarte.
Si aprovechas para soñar cualquier instante.
No hará falta que te diga esto, de sobra lo sabes...

Pero si todavía dudas quién es el causante de tus suspiros y de todos y cada uno de tus delirios, te lo diré:

Al acostarte suspiras porque sabes que soñarás.
Al levantarte suspiras porque sabes que esos sueños no se harán realidad.

Y pasan los días iguales quiriéndote sorprender, pero no lo hacen...¿por qué?

Porque no está él.

¿En quién piensas cuando suena esa canción?
¿A quién te recuerda la Luna cuando brilla?
¿Quién te hace a cada rato suspirar?
¿En quién se transforma tu almohada cuando en sueños la abrazas?
¿A quién tienes presente a cada instante?
¿El nombre de quién se escapa de tu boca?
¿De la mano de quién te gustaría pasear?
¿A quién buscas cada vez que miras hacia atrás?
¿Los ojos de quién inundan tus pensamientos?
¿Quién es capaz de robar de tus labios una sonrisa?
¿Al ritmo de quién van los latidos de tu corazón?
¿De quién son los labios que anhelas besar?
¿Por quién te olvidarías hasta de respirar?

Demasiado bien lo sabes...