viernes, 13 de noviembre de 2015

Empezaré con un consejo: NUNCA dejéis de escribir, porque escribir es sacar una parte de vosotros que otras personas serían incapaces de entender. Cuando escribes estás plasmando un trozo de tu ser, estás mostrándole al mundo un trocito de ti que de otra forma no lograría salir. Cuando escribes es porque necesitas expresar algo, palabras que definen sentimientos o estados mentales que de otra forma no serías capaz de sacar y que se quedarían dentro de ti torturándote y haciéndote daño, acumulándose en un rincón de tu alma que terminaría obstruyendo tu felicidad.
Algo así me ha pasado a mi. 

Soy una persona a la que le cuesta decir lo que siente realmente, lo que le pasa por la cabeza o por el corazón y siempre me he sentido bien escribiendo. Realidades, fantasías, sueños, inquietudes.. Todo vale. Pero dejé de hacerlo y todo cambió. Los problemas empezaron a serlo, las cosas malas parecían no abandonarme, la necesidad de sacar de dentro ciertas cosas hicieron que personas realmente importantes para mi se alejases, se cansasen, se marchasen..

Así que he decidido volver. Abrir de nuevo mi mente a una hoja en blanco y hacer reales los posibles que llevo dentro para sentir la libertad, la fuerza, la entereza y el bienestar que la tranquilidad proporciona.